Estamos por terminar el primer mes del año. El tiempo sigue su curso y hay mucho trabajo por hacer. Qué sigue en este 20XX ? es la pregunta que hemos hecho al jefe de la obra. La respuesta que hemos recibido es: cosecha y generosidad.
El pasaje que nos relata el Evangelio de San Juan 4:35 en adelante y aún desde el versículo 34, nos muestra la indispensable necesidad de Jesús para hacer la voluntad de Dios y acabar su obra. Tan importante como suplir la necesidad física de alimentarse.
Por otro lado, nos anima a levantar la vista del suelo seco y vacío y mirar hacia los campos donde hay fruto. Tal y cómo se ve en la fotografía un campo de maíz, cargado de mazorcas listas para cosechar.
Pero lo más sorprendente de este pasaje es que nos muestra que tanto el que siega, como el que hizo la labor de sembrar tienen la oportunidad, para no decir «el derecho» de gozarse con el fruto de ese campo. Gozarse juntos. Sin lugar a dudas compartir y gozarse con el fruto de la cosecha habla de la generosidad de ambos, del que siembra y del que cosecha.
Seguramente usted ha tenido experiencias tristes en las que ninguno que siega ha querido gozarse con usted por el fruto recogido por el trabajo que usted realizó. Lejos de estar en la disposición de entender esta ley: Uno es el que siembra y otro es el que siega, se han desestimado el uno hacia el otro.
Le tengo buenas noticias, Dios no es deudor de nadie. Él conoce la historia, conoce su historia. El hará o quizá ya está haciendo grandes cosas en su vida, ministerio, trabajo, etc. Lo importante es que usted no guarde rencor en su corazón, perdone y bendiga a los «segadores egoístas». Dios le mostrará nuevas oportunidades para que en este 20XX usted coseche el fruto de algún campo que usted «no sembró; otros labraron, y usted entrará en sus labores», así lo dice el versículo 37.
Por ello para este 20XX, le invito a declarar el Año de la cosecha y la generosidad para las comunidades etnolingüísticas Sin Biblia.
Esta declaración es un compromiso primeramente con Dios para que usted deje que otros sean enviados para cosechar del campo que usted sembró. Y por supuesto, disponerse a dar y compartir la cosecha. En términos prácticos poner a disposición de otros los frutos de su ministerio y trabajo, para que muchos puedan ser enviados a los campos donde no hay proyectos de traducción de la Biblia iniciados, por ejemplo. Por otro lado, significa que usted se una a otros labradores, para ayudar a segar el campo que usted no sembró. En otras palabras, estar dispuesto a ir, ayudar, recibir y gozarse con el fruto de ese campo aunque no sea el suyo. Está usted dispuesto y listo ?
Lo más importante de este pasaje es la necesidad urgente de llevar el mensaje de esperanza a las personas que nunca han escuchado el Evangelio y que tienen sus oidos listos para oirlo en el idioma de su corazón.
Hagamos la voluntad de Dios, terminemos la obra que nos encargó, ya sea que seamos sembradores o segadores. Gozémonos, compartamos generosamente la cosecha e impactemos a las comunidades etnolingüísticas con el poder transformador de la Palabra de Dios.
Lic. Addy Duarte de Markham
Traducción Bíblica de México tbm.org.mx
Directora