La Brecha Entre la Traducción Bíblica y La Iglesia

Mucho se ha comentado sobre porque ahora quieren involucrar a los mexicanos y latinos hacia la traducción bíblica, si siempre lo han hecho los norteamericanos y misioneros provenientes de países occidentales.

La historia nos cuenta que alrededor de los años ’30 empezaron a llegar a México los primeros traductores bíblicos. Hacia 1950 había traductores lingüistas entre los Zapotecos, Chinantecos, Mixes, Mazatecos, Zoques, Triquis, Huaves y Mixtecos. Ya para los ´60 había cientos de pareja de norteamericanos viviendo en los pueblos remotos indígenas. Su trabajo de identificar, clasificar y analizar el idioma representó una inmensa labor de años de trabajo. También el reto cotidiano de realizar este trabajo manualmente sin los avances tecnológicos de hoy.

También la historia nos cuenta, que en las últimas décadas del siglo XVIII, llegaron los primeros misioneros evangélicos. Las denominaciones históricas con raíces en la Reforma Protestante, establecieron núcleos de estudios de la Biblia en las ciudades. Su enfoque no fue principalmente establecer iglesias entre los grupos indígenas, sin embargo algunas han hecho un excelente esfuerzo a lo largo de los años.
Posiblemente en aquellos principios, los traductores bíblicos pioneros, mantuvieran un vínculo de información con la naciente Iglesia Mexicana. Sin embargo al paso de los años y ante el glorioso crecimiento de la Iglesia Evangélica en nuestro país, aunado a otros factores históricos, poco a poco hizo que este vinculo se fuera perdiendo. De tal manera que el informar a las miles de Iglesias de sobre las noticias de la traducción bíblica y otras necesidades se hizo una tarea poco mas que compleja y difícil.

Aunado a esto, hasta hace 20 años se pensaba que los misioneros enviados desde Norteamérica eran los únicos responsables de cumplir la Gran Comisión. El pensar que un mexicano fuera enviado como misionero o como traductor bíblico, desde una Iglesia Local mexicana, era casi como pensar enviarlo a Marte ¡imposible!.

Por estas razones: la falta de comunicación y visión misionera, hizo una brecha mas grande entre la Iglesia Mexicana y el trabajo de traducción bíblica.

En este nuevo siglo, al hacer una evaluación de las necesidades de la traducción en el mundo, 3000 idiomas sin Biblia y 200 años para iniciar un proyecto de traducción en cada uno, se plantea la visión 2025 que reduce cerca de 185 años esta meta, siempre y cuando la Iglesia Evangélica Mundial se involucre en el envío de obreros. ¡ La iglesia de cada país de los 5 continentes !

Si México va a participar en este envío, el desafío inicial es hacer un puente para unir esa brecha. Informar a la Iglesia y desafiarla, es el primer paso para construir el puente, a fin de que en los años por venir, veamos a misioneros mexicanos en equipos de varias culturas, traduciendo la historia de quien nos amó y Salvó, para hombres y mujeres de naciones que están esperando oírla en su idioma. Así sea.